La justicia colombiana está haciendo agua, se está ahogando en un mar de contradicciones que nos tienen a todos en una inseguridad jurídica peligrosa. En la edición n.º 1680 de la portada de SEMANA se expone que "El entonces alcalde de Santa Marta, Hugo Gnecco, pidió la nulidad de la elección de Maya con el mismo argumento que hoy concede el Consejo de Estado: que en la Constitución no está expresamente permitida. No obstante, en esa ocasión, la Corte Constitucional no se pronunció con el argumento de que no era de su competencia pues era un asunto del Consejo de Estado. Extrañamente, Gnecco no llevó el caso a esa instancia". Es decir, que la Corte Constitucional, quizás la más importante de todas las cortes porque protege a la Constitución y preserva el estado de derecho, omitió pronunciarse.
Maya fue re-elegido por un nuevo período que ahora Ordóñez tiene en duda. En caso de ser destituido Ordóñez, ¿qué pasa con todas las actuaciones que hizo Maya en su período extra de 4 años? ¿Y qué pasa con las cortes que nominaron a Maya y a Ordoñez, y qué con los congresistas que los eligieron a ambos?
Lo curioso del caso es que constituyentes como Navarro Wolff que redactaron la constitución consideran que si no está prohibida la re-elección debería permitirse, mientras que otros argumentan que "el ciudadano particular puede hacer todo lo que no esté prohibido, pero el funcionario público solo lo que le está expresamente permitido". Es decir que lo único claro que tiene nuestra justicia, es que no tiene nada claro, y las decisiones se toman al vaivén de intereses particulares. Como una pequeña muestra de lo mismo, la columna de Coronell de la misma edición (El tribunal de la alegría), detalla las irregularidades en el Tribunal de Cundinamarca, donde los magistrados fallan sin empedimento para los intereses de sus amigos y familiares.
La justicia en Colombia, y no la justicia de las personas a pie, sino la justicia de las altas cortes que decide los grandes temas, se ha vuelto una justicia de "Carruseles de pensiones millonarias, cartel de jueces que negocian fallos, luchas a muerte para no jubilarse, clientelismo judicial, y cruce de favores".
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Actualizado 28 de Julio 2014: El artículo fue publicado en semana.com en la edición n.º 1682 con el nombre "Inseguridad jurídica": http://www.semana.com/cartas/articulo/cartas-edicion-1682/397027-3
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