BuuBuuBuuBuuBuuBuuBuuBuuBuuhh!!!!

¿En qué época de la historia te habría gustado nacer, y por qué?

Alguna vez escuché esta pregunta en alguna sección de farándula de tv, o en algún reinado, o la leí en alguno de esos correos ñoños que suelen mandar los amigos desocupados que se manda uno. Mi respuesta fue, EN PLENA ÉPOCA PRECOLOMBINA!!!! o prehispánica, pre-Europa o mejor, pre-España.

Sinceramente sueño con ese estilo de vida pura de nuestros ancestros que logré recrear a partir de las clases de historia que ví en el colegio, y de los programas de Discovery Channel y las escasas novelas literarias que caen en mis manos y que hablan sobre el tema. Me imagino con taparrabo, arco, flecha y venao. Comiendo de lo que da la tierra, respetándola y cuidándola. Metido de cabeza dentro de ese fabulosa mitología indígena tan variada como variados, distintos y creativos somos los seres humanos. La peor injusticia, el más horrible crimen en la historia de la humanidad fue la masacre de nuestros indígenas a manos del imperio Español de la época, una muestra del terrible egoísmo que se alberga en el corazón del humano, el resultado de la codicia sin límites y de la intolerancia hacia lo desconocido, lo diferente, lo que no entendemos. Nuestros indígenas suramericanos no eran incultos, eran áltamente civilizados. El imperio Inca sobrepasaba los 3 millones de habitantes, mucho mas que cualquiera de esos países que se decían civilizados. Los mayas construyeron pirámides igual de imponentes que las egipcias, y tenían grandes adelantos en matemáticas y en la comprensión del movimientos de los astros y del universo. Y ni hablar de nuestro Tayronas que crearon ciudades tan increibles y maravillosas como Ciudad Pérdida en nuestra Sierra Nevada o de nuestras tierras caucanas donde existe una diversidad de lenguas y de compresión que enriquecían este mundo. Eran tierras maravillosas, alejadas de todo, de occidente y de oriente, con parajes increibles de los que sólo quedan pobres destellos. Éramos centro, punto de equilibrio. No creo que la humanidad se pueda perdonar haber perdido todo un macrocosmos, una visión única y diferente de la vida. Ahora no queda nada de eso. Las tribus que han logrado sobrevivir han perdido toda su historia, su personalidad, son miopes, sólo ven a través de nuestros ojos corruptos.