POR PEDRO RUBIANO SÁENZ
RESPUESTA AL PROCURADOR
Por qué la Iglesia rechaza el aborto (Septiembre 07 de 2005)
Una sociedad no subsiste si no acepta que todas las personas merecen vivir.
No puedo dejar de manifestar mi preocupación por el concepto presentado por el Procurador General de la Nación a la Corte Constitucional en relación con la demanda del artículo 122 del Código Penal. Me preocupa la forma como el Ministerio Público ha entendido el mandato de velar por el cumplimiento de la Constitución y las leyes y de proteger los derechos humanos.Me preocupa que el concepto acepte la tesis de que quienes defendemos la vida humana lo hacemos solo desde una perspectiva moral y religiosa. Reconozco que el debate ante la Corte Constitucional es de orden jurídico, pero el Ministerio Público, que defiende los derechos de la sociedad, no puede dar la impresión de que solo hay argumentos jurídicos para defender la despenalización del aborto y no para defender la vida humana, porque el artículo 11 constitucional reconoce de modo categórico que ?el derecho a la vida es inviolable?.
Me preocupa también que el concepto defienda implícitamente la tesis de que quienes propugnamos la defensa de la vida humana desconocemos la libertad de la mujer para realizar su proyecto de vida y ejercer sus derechos. Quienes nos oponemos al aborto seguiremos en la promoción de la dignidad y del pleno reconocimiento de los legítimos derechos de la mujer.
Me preocupa que solo parezca razonable, desde la perspectiva de la Procuraduría, hablar del aborto con el eufemismo ?interrupción voluntaria del embarazo? y no de la acción de matar a un ser humano en el vientre materno. Me preocupa la relativización del principio de la dignidad humana, que parece centrar la excelencia del ser personal al ejercicio de la libertad o de la autonomía.
Me preocupa la idea de que la titularidad de los derechos de la persona se configura con el nacimiento del concebido. Tesis que parece ir en contravía de la razón de ser de los derechos humanos, de tratados internacionales que regulan la materia y de la legislación colombiana. Me preocupa la idea de que el concebido pero no nacido no es ser humano sino una potencialidad de llegar a ser.
El Ministerio Público parece desconocer que los avances genéticos, así como los estudios sobre el genoma humano, demuestran que desde la fusión de los gametos en el momento de la fecundación, el cigoto se comporta como un ser vivo individual. Me preocupa la idea de que el supuesto conflicto entre los derechos del concebido y los de la mujer deba solucionarse a partir de una ponderación que permite la afectación absoluta de los derechos del no nacido cuando la libertad de la mujer, con la prohibición del aborto, solo es limitada en forma menor.
Me preocupa que el concepto avale la tesis de que las recomendaciones de los comités de monitoreo de los tratados internacionales de derechos humanos ?obligan a las autoridades nacionales a partir del concepto de bloque de constitucionalidad?, sin evaluar si esas recomendaciones desconocen normas de itus cogens, como la protección de la vida del inocente, si van en contravía del tratado que monitorean, o si afectan el orden constitucional.
Me preocupa la idea reiterada por el Ministerio Público de que el aborto es una de esas conductas ?que no atentan contra la convivencia social?. Esta afirmación me extraña porque sé que el Procurador compartirá conmigo la idea de que toda amenaza a la dignidad y a la vida del hombre repercute en la sociedad y afecta los derechos humanos. También me preocupa la idea de que el aborto, lejos de ser delito, se considere paradójicamente como derecho, hasta el punto de pretender que tenga un reconocimiento legal del Estado, como parte de los derechos reproductivos de la mujer.
Al defender la vida humana, la Iglesia admite que una sociedad no puede subsistir sin aceptar que todos los seres humanos merecen vivir. Solo respetando y sirviendo a la vida puede encontrarse la justicia, la libertad y la verdadera paz.
Cardenal Arzobispo de Bogotá
No comments:
Post a Comment