Jun 6, 2006

¿Por qué la gente no vota?

OLGA L. GONZÁLEZ
ABSTENCIÓN ELECTORAL
¿Y usted por qué no vota? (06 de Junio de 2006)
EL TIEMPO

La abstención llegó al 55 por ciento en los pasados comicios. ¿Por qué la gente no vota?

Empecemos por los argumentos interesados:

"No voto porque no me han ofrecido nada por mi voto".

Esto, que parece un chiste premoderno, resulta un factor de peso en regiones donde priman las relaciones clientelistas. Donde no hay conciencia de la democracia y las fidelidades están mediadas por la compraventa de favores, el voto libre no se ejerce. Quien piensa así sobrevalora el dinero y subestima el valor de su conciencia.

"Tengo cosas más importantes que hacer el domingo."

Absolutamente de acuerdo. Es más agradable salir de fin de semana, menos fatigante quedarse viendo TV en la casa y más urgente terminar de escribir la tesis. ¿Quién preferirá ir a hacer cola en una mesa de votación a broncearse al borde de alguna piscina? El problema es que esta concepción es egoísta. Interesarse por la vida de la comunidad supone ser capaz de mirar más allá del bronceado de su nariz. Así sea una vez cada cuatro años.

Sigamos con la serie de argumentos cándidos:

"No me gusta que otros decidan por mí".

Casi nadie responde con esa franqueza. Sin embargo, a la hora de asumir responsabilidades, muchas personas prefieren cerrar los ojos. A estos ciudadanos que no han llegado a la mayoría de edad les aconsejaría estudiar la historia del voto (y la historia de la ciudadanía).

Los argumentos astutos son más interesantes:

"Un voto no cambia nada".

Percepción perfectamente justificada. Quien vota no ve la diferencia entre su voto individual y el de la masa. La percepción es real, pero está errada: es olvidarse de que el todo es la suma de las partes. Elecciones recientes, como la del Congreso en Colombia (que pusieron a varios diputados a recontar votos) o la presidencial en Estados Unidos, demuestran que cada voto tiene un peso específico.

"El ganador está cantado de antemano."

Con la extensión de las encuestas, parece, en efecto, que el voto fuera superfluo. Sin embargo, esto es tomar las intenciones por la realidad. Además, es dar excesiva credibilidad a las encuestas (empresas humanas, interesadas y falibles). En Perú, por ejemplo, daban por ganadora a la única candidata que no pasó a la segunda vuelta.

Por último, los argumentos de fondo:

"Da lo mismo votar o no votar: todos son corruptos, oligarcas, egoístas, etc.".

Es el tipo de testimonios más frecuente. No le falta razón, pero es simplificador. Es verdad que en la política hay corrupción, intereses privados que priman sobre los públicos, roscas... Aun así, habrá unos que gobernarán el país. Por eso, al ciudadano que razona así le aconsejaría documentarse y votar: las proporciones de deshonestidad varían enormemente entre candidatos (sobre todo entre los actuales).

"La democracia es un régimen ilegítimo."

Este tipo de argumentos se oye menos. En otros hemisferios, era propio de los fieles a la monarquía. En Colombia se encuentra entre quienes justifican la ?lucha armada? y atacan la ?democracia burguesa?. Es cierto que la democracia, sobre todo la colombiana, es mejorable. Sin embargo, en las condiciones actuales, donde los proyectos armados han mostrado con creces sus limitaciones, la única posibilidad de realizar cambios sociales es en el marco de la democracia. Las elecciones son un escalón en la concreción de esos cambios.

1 comment:

mambru said...

Uno vota no porque vaya a ganar el candidato, o porque le ofrezcan algo a cambio, se vota porque es el aporte personal que uno hace al bienestar de la comunidad, porque es manifestar una opinión (que en últimas se refleja en una decisión) sobre quién debe dirigir nuestros destinos.