Sep 13, 2005

No rotundo al aborto (Septiembre 12 de 2005)

Por Monseñor Libardo Ramírez Gómez
Presidente del Tribunal Eclesiástico Nacional

Aunque se trate de ridiculizar o de sacar del diálogo sobre el aborto a quienes nos oponemos a él y señalamos su despenalización como darle carta de ciudadanía en la sociedad colombiana, y con arrogancia y desdén se hable de que las nuestras son voces de ?ultratumba? y como fruto ?del dogma y del fundamentalismo religioso?, no desmayaremos en algo que consideramos como una causa humanitaria de primera necesidad.

Estamos vivos gracias a que tuvimos buenas madres que no se dejaron inficionar por el ambiente abortista, tan antiguo como la humanidad, y que no solo por benéficos principios religiosos, sino por sentimientos genuinamente humanos, nos llevaron con amor y respeto en sus entrañas. Esto nos conforta y obraremos por noble gratitud.

Se dice No al aborto porque el primer derecho inalienable de todo ser humano es el de su vida, defendido felizmente para todos en Colombia por nuestra Constitución (artículos 2, 5 y 11). Mientras más avanza la ciencia se destaca que desde que haya un embrión humano viviente allí hay vida propia, independiente de su madre, con individualidad propia, que se va desarrollando hasta el nacimiento y a lo largo de su existencia. Ese ser humano tiene derecho a la vida, e interrumpirla directamente es asesinato, tanto más grave cuanto más débil e indefensa es la víctima.

Se dice No al aborto porque no se le puede señalar como simple ?medida de salud pública?, como si el feto viviente ya concebido fuera algo infeccioso o que la única manera de atender a su madre fuera matándolo. Son dos vidas que merecen igual respeto, y es con soluciones de vida para ambos, y no de muerte, como hay que darles la mano.

Se dice No al aborto porque, si es humano dar adopción a hijos de otros, más lo es acoger con amor al propio hijo, así haya sido concebido sin desearlo, y porque, si se percibe alguna malformación en el niño por nacer, lo correcto es tratar de corregirla y tratarlo con amor, como ejemplarmente se hace con los niños minusválidos, y no matándolos.

Se dice No al aborto, y para señalar su rechazo deben existir penas para quienes lo realizan, pues, aunque el sistema represivo no baste y haya que ofrecer otros medios como la debida formación y la ayuda a superar las dificultades, sin embargo el castigo es reclamo necesario ante una falta y estímulo a evitar un mal proceder, que de lo contrario se consideraría lícito. Urge pensar en castigo a los violadores antes que en el asesinato de los niños.

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