Oct 29, 2006

Gestos de Amistad

Este martes que pasó, Diego Paz, mi compañero de apartamento en Bogotá y mi amigo de la Universidad en Popayán, me llamó al celu pa'darme la buena noticia de que me necesitaban entrevistar en la empresa donde él trabaja para una vacante. Tenía una clase que preparar para ese día y de hecho para toda la semana, pero dejé todo tirado, me afeité, me arreglé, y a las 3.30 pm, media hora antes de la entrevista, cogí un taxi que me llevó a la puerta de la empresa faltando 10 min para las 4. La entrevista duró muy poco, no más de 15 min, y la emoción así como llegó se desapareció por la seguridad de que semejante oportunidad se me había escapado de las manos por mi falta de experiencia. Digo "semejante trabajo" por el pago (más del doble del trabajo que tengo ahora) y por las funciones que se desempeñan (contacto con el cliente, diseño de las soluciones, interacción con diversas áreas de la nueva empresa)

A las 10 am del miércoles recibí otra llamada de Diego en la que me decía que mis sospechas estaban confirmadas. Sería para otra ocasión. Bueno, al menos eso me hizo pensar durante los primeros 30 segundos de la llamada, porque después de forma fulminante me disparó la noticia que tenía que estar a las 2 pm para comenzar el proceso de recibirle el cargo al ingeniero que salía, y comenzar a hacer las vueltas para ingresar a mi nuevo cargo, porque me habían aceptado y comenzaba a trabajar en 1 semana exactamente.

Diego me dijo todo esto y con la más completa tranquilidad le colgué y le di las gracias por ser tan buen amigo... Diego me recomendó muy especialmente, al igual que Mónica otra amiga de la Universidad, y se comprometió a entrenarme personalmente durante las primeras semanas, extendiéndose en alagos ante su jefe sobre mi y asegurando que tenía la velocidad de aprendizaje más rápida que una bala.

Ese día, en ese momento, después de que Diego me dio la fulminante noticia, me quedé quieto, mudo, lento, tembloroso. Me levanté como pude y le conté la noticia a mi mamá, que se estaba quedando en la casa haciendo vueltas en bogotá. Mi mamá saltaba, se arrodillaba y le daba glorias y alabanzas a Dios, y a mi las manos se me enfriaron a menos de - 0 C, y las rodillas me temblaban, como cuando no duermo bien.

La vida me cambió en menos de 24 horas, en estos momentos todavía estoy en el proceso de transición de cambio de una empresa a otra y todo se lo debo a un gesto de amistad incondicional que me dio mi buen amigo Diego.

Los gestos de amistad no terminaban ahí, Mónica mi otra amiga le había hablado tan bien a un jefe conocido de ella, que ya había sido seleccionado sin saberlo, para otro cargo en la misma empresa, así que de no ser porque Diego se adelantó, estaba listo para el otro cargo... qué tal !!!!. Antes ya he sido blanco de gestos como estos, como el de Rodrigo, que me dejó vivir con él el primer mes en Bogotá prestándome cama, cobijas, computador, cocina, apartamento, teléfono, todo, para que no me preocupara por nada; o el de Juan Carlos, que me mandó a llamar desde Popayán y me consiguió una plaza de trabajo, donde no había ninguna; o el de Giovanny, que fue hasta la nueva casa de mis papás y sudó y se partió la espalda ayudándonos con el trasteo; o el de Jaime, un antiguo jefe de mi hermano, que se ofreció a llevar a mis papás a recorrer todo el departamento de cundinamarca en busca de la nueva casa, costeando terca pero amáblemente peajes, gasolina, y hasta los almuerzos y cenas de los días que duró la travesía hasta que dimos con el que ahora es nuestro nuevo refugio, La Vega; o el Gustavo que armó presentaciones en una tarde para cubrirme el trasero en las clases que tenía que dar y que me tocaba dejar tiradas por todo el proceso de contratación en el que repentinamente me había visto envuelto; o Pablo que organizó y envió la certificación laboral en menos de 2 horas de aeropuerto a aeropuerto; o Andreyevich que ha sido mi gran consejero, mi gran amigo, mi gran apoyo, y del que nunca me ha faltado su mano amiga; y de tantos y tantos otros gestos que me han hecho mis amigos sólo seguidos por el espíritu de ayuda que han sentido para conmigo y que se han convertido en una lista larga de imágenes con las que convivo siempre para que no me domine la ingratitud. Todo esto sin considerar el apoyo constante, fuerte y seguro de mi novia Olga Lucía, que siempre ha estado conmigo y a la cual le debo todo lo bueno que me ha pasado este último ano o la de mis papás y de mi hermano, que son una base de hierro y concreto que están detrás mio ayudándome, queriéndome, respaldándome y escuchándome.

Si hay una cosa por la que debo estar agradecido a Diosito, es por mis amigos, que siempre han estado ahí, a pesar de la distancia, a pesar del tiempo, a pesar del olvido. Gracias a todos mis amigos, y sepan que siempre, siempre estaré acá por ustedes, para ayudarlos y apoyarlos y por supuesto para tomarnos unas birritas de vez en cuando y disfrutar de una buena charla.

3 comments:

Alejandro Rios Peña said...

¡Felicitaciones por el cambio! definitivamente es mejor tener amigos que plata. Saludos.

mambru said...

Gracias viejo alejo, soy un tipo con suerte al contar con amigos tan buenos como tú y como todo el resto del parche. Cuídate mucho hermano, seguimos hablando.

Cata said...

Felicitaciones por tu nuevo trabajo, que sea el comienzo de muchas cosas buenas para ti y los tuyos!!!