Jun 1, 2006

Voto

En estas elecciones que pasaron me surgieron varios cuestionamientos que me llevaron a la conclusión de que probablemente los problemas de nuestra país comienzan desde el ejercicio más básico y simple de la democracia, el voto. Observando la forma como tradicionalmente se realizan las elecciones de los políticos, se pueden detectar los problemas. La gente vota no por convicción sino por culquier cantidad de otras razones. Algunos votan para obtener "míticas" preferencias en la búsqueda de trabajo o porque les hacen rebajas en los supermercados. Otros lo hacen por hambre, venden su libre opción de votar, la posibilidad de decidir su destino por los próximos 4 años por un mercadito, un bulto de ladrillos o una camisa barata con un eslogan indiferente. Hay quienes votan por moda o por vanidad, porque juanito o perenseo así lo dicen, porque ¡qué oso que mi candidato se hunda!. Historias sobre tráfico de cédulas falsificadas, muertos que votan, o políticos que manipulan y cambian las urnas son tradicionales, tristemente hacen parte de la cultura colombiana. Y están la mayoría, los ausentes, a los cuales el futuro de este país les tiene sin cuidado, que le es indiferente quién esté a cargo de qué, que son políticamente apáticos, democráticamente descepcionados, que no les interesa votar.

Las elecciones del 28 estuvieron ausentes de algunas de estos trastornos demócraticos, y fueron quizás las más "legítimas" de hace mucho tiempo. Pero escribo legítimas entre comillas porque parten de la manipulación, en este caso no de urnas sino de la misma constitución, que hizo álvaro uribe de las leyes de nuestro país para ser re-elegido. No se puede refutar la decisión unánime y contudente de todos los colombianos, no se puede negar que fueron las elecciones presidenciales con más número de votantes en la historia del país, pero tampoco se puede negar que todo esto se hizo bajo la degeneración del poder ejecutivo. Y es que pensándolo bien, los trastornos de los que hablábamos se trasladaron de las votaciones públicas, a las votaciones del congreso. Lo que empieza mal termina muy mal, y por eso no le auguro buen presagio a las segunda parte del gobierno de Uribe... espero equivocarme.

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