Jul 5, 2005

Deseo

Qué ocurre cuando deseamos mal, cuando sin saber o por arrogancia queremos equivocademente, cuando por absesión o por ignorancia, por terquedad mal dirigida nos aferramos a algo inútil, a la sinrazón, cuando decidimos y cogemos el mal camino? Querer mal, cosa fregada. Querer según quien, según cual punto de vista. Pero deseamos mal, eso es un hecho, queremos lo prohibido o lo imposible, lo que no tiene cabeza o simplemente elegimos mal y de todas los posibles caminos atinamos a coger el equivocado. Eso debe ser también culpa de Murphy, cómo puede pasar que de la infinidad de formas de solucionar una ecuación cojamos aquella que no lleva a ningún lado? La terquedad y el entusiasmo son potentes herramientas para vencer grandes murallas, pero cuando saber, cuando entender que la marulla está recubierta de platino, de un acero que nuestros puños de carne y hueso no son capaces de vencer? He ahí la diferencia entre los felicies y los miserables, entre los exitosos y los fracasados. En mi opinión en el mal deseo está el camino a la perdición y al sufrimiento. La embarramos cuando deseamos mal, cuando queremos algo que no debemos, cuando nos empecinamos en construir caminos que no se pueden labrar y se nos pasa toda la vida haciendo trochas.

Deseamos mal cuandos nos aferramos a amar a alguien que sencilla y dolorosamente ya no nos ama igual.

Deseamos mal cuando lloramos por años y años la muerte de un familiar muy querido.

Deseamos mal cuando luchamos con ahinco, tesón y espíritu de martir en barcos agujereados que van rumbo al cataclismo.

Deseamos mal cuando nos ponemos metas imposibles de alcanzar.

Hay que aprender a retirarse, a vivir y comprender el duelo de que lo que ya se fue, de la que ya no nos pertenece, de los sueños que ya han cumplido su ciclo. Los católicos, al igual que la mayoría de los fieles de otras religiones y filosofías de vida, hacemos una interpretación de esto. En nuestra iglesia el precepto es que no nos debemos aferrar a nada ni a nadie, sólo a la sintísima trinidad que es Dios, porque en el momento que lo hacemos, en el momento en que queremos con desenfreno el dinero, el trabajo o incluso la familia misma, han dejado de ser lo que son para convertirse en nuevos dioses, es decir, en últimas, nuevas fuentes de sufrimiento y de dolor.

(En mi caso me considero el terco más grande de una familia de tercos a morir, así que esto suena como una de esas metas imposibles que uno debe evitar ponerse... ooppss. Ahhh, acabo de descubrir el punto de quiebre de la teoría, que vaina no? Será pura paja?)

Bueno, pero no basta con un mar de buenos deseos, de sueños reales, de metas factibles y de sentimientos controlados para ser exitoso como profesional, como persona, como miembro de una familia o de una sociendad. Se requiere mas que una fórmula general pa'ser feliz, pero creo que es un buen comienzo comenzar con reconocer, identificar los rasgos de nosotros mismos que necesitan ajustes, "calibración". Parto de la base de que todos tenemos esa capacidad innata de ser mejores cada día, de mejorar, de crecer, que podemos ser simpre personas más honestas, más francas, más trabajadoras, más concientes.

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